La física es una ciencia experimental, lo que quiere decir que cada resultado puede ser comprobado mediante la experimentación y en cada caso se obtendrán los mismos efectos. La física estudia las propiedades y el comportamiento de la materia, la energía, el tiempo y el espacio, así como sus interacciones entre sí. Las ramas de estudio de la física son muchas, pero podemos destacar a la mecánica, y la electricidad como áreas de intervención activa dentro de la ingeniería.
Muchos términos que se manejan en ingeniería no son del todo desconocidos al estudiante. En este sentido, podemos mencionar las palabras “energía”, “trabajo”, “presión” y “temperatura” como ejemplo, y es muy probable que el lector tenga una idea de lo que cada una de ellas significa puesto que las ha utilizado en innumerables ocasiones. Sin embargo, aplicar cada concepto de forma adecuada, es algo que se logra, solamente, cuando son asimilados en su totalidad.
De todos los conceptos que el lector puede tener en mente, la ley o principio de la conservación de la energía es, con toda seguridad, uno de los pocos que no le representa mayor problema, ya que es simple y muy comprensible: “la energía es una cantidad que puede convertirse de una forma a otra pero que no puede crearse o destruirse”, dicho de otra forma, “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Esta sentencia, tantas veces citada a lo largo de una vida de estudios, comienza a adquirir sentido cuando la relacionamos con otros conceptos que también nos pueden resultar familiares, tal es el caso del trabajo.
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